Para hablar del significado de la muerte debemos considerar que es una expresión compleja, pues implica no solo el hecho biológico en sí, sino que conlleva matices sociales, legales y religiosos, entre otros. Nuestra sociedad ha querido comprender el fenómeno de la muerte desde diferentes perspectivas,buscando darle un significado. Ilustrativo de ello es el estudio que de la muerte ha hecho la ciencia, intentando descifrar la utilidad biológica de ésta. Por otra parte, la representación de la muerte y del más allá tiene siempre relación con la vida, con las formas de vivir en cada época y con las creencias ligadas a ella. Estas creencias buscan ser ordenadas a través de un sistema social, representado por el sistema jurídico, se aborda por ello brevemente la muerte desde esta perspectiva. Finalmente, no se puede hablar de muerte sin mencionar la búsqueda de un sentido de trascendencia, de forma que la religión ha cumplido también un papel importante en la búsqueda de un consuelo ante un hecho inevitable, dando su propio significado al hecho de morir.
La muerte biológica
La muerte es la detención completa y definitiva de las funciones vitales. Algunos personajes ligados a la ciencia como:
Carl von Linneo plantea que la sabiduría divina ha impuesto un orden natural el cual descansa sobre cuatro fenómenos relacionados: propagación, distribución geográfica, destrucción y conservación. Todas las calamidades han sido instauradas por Dios por el bien supremo de los seres vivos en su conjunto, ya que hay que equilibrar nacimientos y muertes.La muerte mantiene la justa proporción de las especies.
Lamarck con un planteamiento opuesto a Linneo, considera que un cuerpo vivo es un cuerpo limitado en su duración, organizado en sus partes, que posee lo que denominamos vida y que está sujeto necesariamente a perderla, o sea, a sufrir la muerte, que es el fin de su existencia. Sitúa la muerte directamente en el interior del ser vivo.
Claude Bernard menciona que los organismos viven a la vez de su entorno y contra él; y éste es para ellos al mismo tiempo oportunidad y amenaza. La existencia no es más que una perpetua alternancia de vida y muerte, de composición y descomposición. No hay vida sin muerte, ni muerte sin vida.
August Weismann Hace una distinción entre causas externas e internas de muerte, señalando que con la edad ciertos cambios en los tejidos minan su funcionamiento y acaban por conducir directamente a lo que llamamos una muerte normal, o bien conducen indirectamente a la muerte, al hacerlo incapaz de resistir ante influencias perjudiciales externas de poca importancia.
La sociedad le ha atribuido distintos sentidos a este concepto, ya que estamos constantemente afectados por tradiciones y costumbres que nuestros antepasados nos han heredado, además de la zona geográfica en la que cada individuo vive.
Por dar un ejemplo, en México se tiene la tradición de celebrar o conmemorar el día de muertos, concepto que se ha tenido desde nuestros antepasados, especialmente porque era un medio para poder invocar a esos espíritus e incluso poder tener contacto con ellos, y que incluso se sigue teniendo esa visión en algunos lugares más que en otros; aunque en algunos otros lugares esta idea se deja a un lado y por ideas del extranjero se tiene otros ideales que se enfocan más a la diversión de los vivos.
Actualmente la sociedad ve como tabú hablar de la muerte, sobre todo si existe la presencia de niños pequeños, existe una burbuja de protección creada por los adultos que priva a los menores de la toma de conciencia sobre la muerte, e incluso de la despedida de sus seres queridos, ritual necesario para cerrar correctamente el ciclo del duelo. Todo este oscurantismo pedagógico en nuestra sociedad actual, ha disparado una respuesta emocional de las personas que muchas veces llegan a somatizarse, llegando en algunos casos a desarrollar una ansiedad grave, una depresión o la pérdida de habilidades adaptativas adecuadas ante situaciones de estrés.
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